Por Juan Tomás Olivero Figuereo
La DICAN, LA DICRIN, Y LA DNCD en el ojo moral del huracán. Políticos, empresarios y los jerarcas de la iglesia, han hecho lo que acostumbran hacer cuando ven la puerca retorcer el rabo; pues se limitan, nada más y nada menos que entonar, para no darse por aludidos, el merengue de Guadualito: “Guardia, yo no estaba ahí, cuando ese rebú, que acaban la fiesta y apagan la luz”.
La policía rompió fuente, un día tenía que ser; la mujer lo hace a los 7 o 9 meses, y puso en evidencia que de las tres criaturas que parió, nadie se atreve a reclamar el derecho de paternidad de los monstruos engendrados, que han dañado, por demás, sensiblemente la confianza de la sociedad dominicana.
Tanto: políticos, como empresarios y sectores de la jerarquía de la iglesia, y de manera particular, su cardenal, que siempre se despachan con manifiestos, ruedas de prensa y espacios pagados, respaldando el buen trabajo de la policía cuando abate y planta drogas a los hijos de machepa de barrios, parajes y ciudades; esta vez han hecho uso del silencio cómplice de su conciencia corrupta ¿Dónde están?
La policía rompió fuente, un día tenía que ser; la mujer lo hace a los 7 o 9 meses, y puso en evidencia que de las tres criaturas que parió, nadie se atreve a reclamar el derecho de paternidad de los monstruos engendrados, que han dañado, por demás, sensiblemente la confianza de la sociedad dominicana.
Tanto: políticos, como empresarios y sectores de la jerarquía de la iglesia, y de manera particular, su cardenal, que siempre se despachan con manifiestos, ruedas de prensa y espacios pagados, respaldando el buen trabajo de la policía cuando abate y planta drogas a los hijos de machepa de barrios, parajes y ciudades; esta vez han hecho uso del silencio cómplice de su conciencia corrupta ¿Dónde están?